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El mundo sin Gadafi


Hasta hace muy pocos días, la revolución de Libia parecía camino al fracaso. Las tropas rebeldes, indisciplinadas y sin una dirigencia clara, no lograban romper las líneas del dictador Muamar al Gadafi. Y en las cancillerías de Londres, París y Washington, las capitales más comprometidas en la campaña, cundía el pánico ante lo que parecía una aventura bélica sin final a la vista.

Pero en menos de 36 horas, Trípoli se desplomó. La capital de Libia, que para Gadafi iba a ser “la tumba de los mercenarios, de los traidores y de las ratas”, no resistió. El anillo de acero que había anunciado el dictador se rompió el 20 de agosto, y esa noche, en las mezquitas de Trípoli, después de los rezos del Ramadán, muchos jóvenes empuñaron las armas y gritaron consignas hostiles en las propias narices de Gadafi. En pocas horas la bandera roja, verde y negra de la rebelión flotaba sobre la Plaza Verde, ahora de los Mártires, en pleno centro de la capital.

El paso decisivo
Todo había comenzado en febrero, cuando una manifestación en Bengasi, convocada en medio de la ola de protestas que atravesaba al mundo árabe, fue brutalmente reprimida por las fuerzas gubernamentales. Lejos de mantener una actitud pasiva, los rebeldes libios pasaron a la acción, y Gadafi no tuvo inconveniente desde el principio en desatar sobre ellos la fuerza de su Ejército, con tanques, artillería y cazabombarderos.


Escandalizada, la ONU autorizó a la OTAN poner en práctica la doctrina de la ‘Responsabilidad de proteger’, y el 19 de marzo varios Mirage y Rafale de la Fuerza Aérea francesa atacaron columnas de blindados y defensas antiaéreas. Era el primer golpe de la Operación Protección Unificada, en la que cazabombarderos, aviones espía, portaaviones y fragatas de 16 países realizaron más de 7.500 misiones contra las fuerzas de Gadafi.

Hoy se sabe que un paso decisivo fue la táctica Jawbreaker (rompe mandíbula), que combinaba los ataques aéreos con fuerzas especiales en tierra que asistían y guiaban a las milicias rebeldes, que además recibieron armas, pertrechos y material bélico. 

Ni el Reino Unido, ni Francia, ni Estados Unidos han reconocido esta intervención, pues va más allá del mandato de la ONU, los medios internacionales pudieron comprobarla en el desierto.

Sin embargo, el golpe más fuerte llegó cuando la numerosa tribu de los Zintan decidió pasar a la ofensiva. Refugiados en la cadena montañosa de Nafusa, en el sur de Trípoli, su avance por el frente oeste tomó a los hombres de Gadafi por sorpresa. El Ejército de la dictadura, partido en dos frentes, atacado por aire y mar, sin posibilidad de coordinación, no podía soportar mucho más.

Para muchos, el conflicto bélico virtualmente termina con la muerte de Muamar al Gaddafi en Sirte, su pueblo natal y último refugio. Pero no es así.

Una paz esquiva
El mayor obstáculo es que, cumplido el objetivo común de derrocar a Gadafi, los rebeldes enfrentan profundas divisiones regionales, tribales y políticas. La ruta para construir una Libia sin el dictador va a ser lenta, complicada y posiblemente violenta.

Además, deberán comenzar de cero. Los 42 años de dictadura dejaron un país sin instituciones, pues el modelo político de Gadafi era la ‘democracia directa’, el poder sin intermediarios entre el Guía y el pueblo. Eso significa que, a diferencia de Irak, Túnez o Egipto, no hay partidos ni sociedad civil y nadie tiene la menor idea de cómo sería una democracia.

Por eso hay una gran incógnita sobre el Consejo Nacional de Transición (CNT), el Gobierno rebelde, reconocido como representante legítimo de Libia por 46 países. En el CNT hay idealistas, universitarios e intelectuales exiliados. Pero también hay gente menos recomendable: antiguos funcionarios de Gadafi que lo abandonaron a tiempo, especuladores, personas con nexos con servicios secretos extranjeros o con islamistas radicales.

Con cinco grandes tribus, 140 clanes y más de cuarenta milicias privadas, cada uno querrá reclamar su parte del botín. Unir el país será un trabajo muy difícil.

¿Y ahora quién?
Otra pregunta que surge es quién será el siguiente dictador en caer. “¡Gadafi se ha ido, ahora es tu turno, Bashar!”, se escuchó en Siria, mientras en Yemen los jóvenes cantaban “Irhal ya Ali” (“¡Vete, Ali!”). 

La caída de Gadafi ha hecho que la euforia vuelva a renacer en la región y surjan nuevas esperanzas. 

Muchos en el mundo árabe creen que la revolución libia ayudará a impulsar las protestas en Yemen y Siria e incluso las harán surgir en Argelia y Marruecos, los únicos dos países del norte de África que todavía están bajo control de sus tiranos.

Pero un gran número de analistas coinciden en afirmar que después de meses de revoluciones, ha quedado en evidencia que lo más difícil no es que caigan los dictadores sino qué puede pasar después. La situación en Egipto y Túnez, donde el futuro no está para nada claro, parece confirmar esa tesis.

Para nadie es secreto que en muchos de estos países los movimientos fundamentalistas islámicos, que podrían estar financiados por el ala más extremista de los sauditas, cada vez dejan ver con mayor claridad sus intenciones. A estas alturas nadie puede asegurar que no van a lograr quedarse con el poder en muchos de estos países. Por otro lado, también está la amenaza de que queden convertidos de nuevo en marionetas de los grandes intereses de Occidente, como podría pasar en Libia, donde muchos desconfían de los propósitos ‘humanitarios’ de la OTAN. 

Muchos analistas de la región aseguran que, muerto Gadafi, empezará la pelea por repartirse el petróleo libio.

La guerra civil
A lo anterior se suma que muchas de estas sociedades no son en absoluto homogéneas, tanto por las tribus como por su versión del Islam, y podrían terminar enfrentadas en una guerra civil. Esto podría pasar tanto en Libia como en Siria, donde muchos temen un enfrentamiento entre la mayoría sunita y otras confesiones cercanas al régimen de los Assad.

En realidad, según expertos internacionalistas, es imposible pensar que los nuevos gobiernos podrán manejar la transición de una manera tranquila. Después de ocho meses, al fin y al cabo, en Oriente Medio se tiene cada vez más claro que el proceso de cambio apenas acaba de empezar y que pasarán muchos años, y muchas turbulencias, antes de que se pueda decir que ha concluido. En un año o dos podría haber guerra de nuevo, podría pasar igual que en Irak tras la derrota de Sadam Husein.

Así, ahora que la guerra civil parece ganada, falta conquistar la paz.

El Dato
Libia tiene reservas de petróleo de más de 45.000 millones de barriles.

La historia
Todo había comenzado en 1969, cuando, con apenas 27 años, el coronel Gadafi lideró el golpe que depuso al rey Idris I para después instaurar un particular sistema de Gobierno. En sus inicios, era un abanderado del socialismo y se declaraba admirador del egipcio Gamal Abdel Nasser, líder del nacionalismo panárabe. 

Las ideas de su Libro Verde, nombrado así en una evidente emulación del Libro Rojo de Mao, se presentaban como una alternativa tanto al comunismo como al capitalismo. Más adelante inventó el concepto de “jamahiriya” o “estado de las masas”, en el que los partidos se ven reemplazados por asambleas populares. Cuerpos que, en últimas, se convirtieron en la herramienta para desinstitucionalizar al país y entregarle el poder omnímodo al líder y su entorno familiar y tribal.

En cualquier caso, la llegada del Coronel significó para el pueblo libio un mejoramiento del nivel de vida, gracias a que los ingresos petroleros permearon mejor a más capas de la población. Pero con el paso de los años, Libia comenzó a acaparar titulares en la prensa del mundo, pues Gadafi se convirtió en un radical líder antiimperialista, mientras su imagen personal derivaba hacia la de un personaje cada vez más macabramente pintoresco.

Hoy anuncian liberación de Libia
AFP, EFE - El Consejo Nacional de Transición libio (CNT) anuncia hoy en Bengasi la liberación definitiva de Libia, confirmó una fuente rebelde.??El portavoz militar del CNT, Abdo Rahman Busin, aseguró a que el anuncio será efectuado por el presidente de la máxima autoridad rebelde, Mustafa Abdulyalil, aunque no pudo precisar la hora ni el lugar.??

Tras el comunicado, se espera que en un mes se anuncie la composición del Gobierno transitorio que tendrá su sede en Trípoli, adonde el CNT se trasladará en los próximos días, según Busin.

Elecciones en ocho meses
El gobierno de transición iniciará hoy la cuenta regresiva hacia elecciones después de meses de derramamiento de sangre que culminaron con la muerte del dictador Muamar Gadafi.??

La victoria quedó empañada por las interrogantes sobre la muerte de Gadafi tras aparecer varias imágenes según las cuales estaba vivo en el momento de su captura, siendo insultado y golpeado por sus captores.??

Obama: se renueva "liderazgo" de EE.UU.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó ayer que los logros en Irak, de donde todas las tropas saldrán a finales de año para dar por terminada la guerra, y en Libia con la muerte de Muamar el Gadafi recuerdan cómo su país ha renovado su "liderazgo" en el mundo.?

"Ahora la nación que necesitamos construir es la nuestra", subrayó Obama en su habitual discurso de los sábados transmitido por radio e Internet.?

El mandatario recordó que este viernes anunció "orgulloso" la retirada definitiva de los cerca de 40.000 soldados que aún permanecen en el país árabe, lo que, "tras casi nueve años, pondrá fin a la guerra de Estados Unidos en Irak".??

Sevicios secretos alemanes 
El dictador libio Muamar Al Gadafi fue localizado gracias a la ayuda de los servicios secretos alemanes BND, que conocían su paradero desde hace semanas, según una información adelantada ayer por el semanario germano "Der Spiegel".?

Añade que el BND conocía la exacta localización en Sirte de Gadafi gracias a la densa red de informantes con que cuenta en la región.??El semanario señala que los servicios de inteligencia alemanes no proporcionaron a los aliados las coordenadas exactas del paradero de Gadafi, pero que los datos suministrados fueron suficientes para localizarle con precisión.

Correa dice que muerte de Gadaffi ‘es un crímen’

EFE. En el enlace sabatino de ayer, el presidente Rafael Correa dijo que el mundo debe investigar la muerte del exlíder libio Muamar al Gadafi y dijo que no entiende cómo puede haber gente que "celebra el asesinato”. Aseguró que no defiende al régimen del exdictador, pero aseguró que defiende la “no intervención”. 

Dijo que lo ocurrido con Gadafi "es un crimen" y "eso se tendrá que investigar" y "así les caiga mal a muchos. Sabemos que el tiempo nos va a dar la razón cuando bajen las pasiones".

Volvió a criticar lo que considera una "una doble moral" en la actuación de los países que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que bombardearon Libia y armaron a los rebeldes que se oponían a Gadafi.

"Son los derechos humanos que todo ser humano por su dignidad intrínseca tiene, independientemente de los crímenes que haya cometido", y los cuales deben ser juzgados por la justicia, añadió.

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