El presidente Rafael Correa aseguró hoy que el intento de “golpe de Estado” que protagonizó un grupo de policías y sectores de oposición el 30 de septiembre hacen parte de una “contrarrevolución” de derecha a su proyecto político de izquierda.
“Aquí lo que se ha develado es la contrarrevolución que siempre hemos tenido, pero se ha develado claramente”, afirmó Correa en una reunión con unos cincuenta medios extranjeros.
Según el mandatario, los policías insurrectos forman parte de un “núcleo duro de extrema derecha sanguinaria” que no quiere abandonar los privilegios que su “revolución ciudadana” está afectando.
“Existe un núcleo ideológico muy fuerte, sin límite ni escrúpulos, con claros contactos políticos, que no dudan en matar, en secuestrar, en torturar, que pretenden con las armas seguir imponiendo su voluntad”, señaló el gobernante en la conversación que se extendió por dos horas.
El jefe de Estado comparó a este grupo con los “escuadrones de la muerte” en la Centroamérica de los 80 y con la Triple A en Argentina. También mencionó la difusión de “pasquines y mensajes” a nombre de un autodenominado Grupo Armado Policial.
“No permitiremos que en Ecuador se formen esta clase de grupos, grupos paramilitares, de extrema derecha, escuadrones de la muerte”, expresó Correa, quien no descartó que se pueda inaugurar una etapa de violencia política en el país.
El presidente dijo que no creía que los medios que considera opositores estuvieron detrás de los hechos, pero que éstos sí fueron consecuencia de su “conspiración permanente”.
“Aquí hay medios de comunicación que permanentemente han conspirado y esto es parte de la cosecha de lo que han sembrado, porque todo lo distorsionan, llenan de odio”, aseguró el mandatario, duro crítico de la prensa privada.
El gobernante consideró que los hechos constituyen una “medición” del apoyo al gobierno, en espera de nuevas arremetidas, recordando lo ocurrido en Chile cuando meses antes del golpe que derrocó a Salvador Allende en 1973, se produjo una intentona previa.
“Para nosotros el golpe no ha terminado, continúa y lo del día jueves pudo haber sido una medición, debemos prepararnos para el resto”, afirmó el presidente acompañado de sus ministros del frente de seguridad y defensa.
Al confesar que todavía no cuenta con evidencia de participación externa en la asonada, el mandatario destacó la reacción “sin precedentes” de sus homólogos de la Unión de Naciones Suramericanas que la condenaron en una cumbre extraordinaria.
“Es una de las garantías de que, al menos en Sudamérica, no se van a permitir más intentonas golpistas”, afirmó Correa, cabeza temporal del bloque hasta noviembre.
En medio del pesar por la muerte de al menos nueve personas, el gobernante cree que lo positivo de la crisis fue que contribuyó a la unidad del país y a la creación de un “gran frente político” en defensa de la democracia.
Debido a la unidad generada y a la consolidación de su bloque legislativo, Correa descartó por el momento llamar a elecciones anticipadas para presidente y asambleístas.
“Hoy más que nunca creo que está alejada la posibilidad de una ’muerte cruzada’, pero no la excluimos en el futuro” , confirmó Correa, quien mantiene mayoría en la Asamblea Nacional.
El pasado jueves, policías descontentos en todo el país decidieron no salir a las calles, en rechazo a la ley de Servicio Público que presuntamente afecta sus beneficios.
Correa acudió al regimiento Quito 1, donde se inició la protesta, para aclarar sobre la normativa, pero fue agredido y retenido en un hospital policial contiguo hasta su rescate en un operativo especial en el que se desató una balacera.
El gobierno, junto con la comunidad internacional, considera que los hechos hicieron parte de un intento de derrocamiento. La oposición cree que se trató de una “insubordinación” puesto que aparentemente no se intentó tomar el poder de forma directa.
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